viernes, 9 de julio de 2010

Mercadotecnia Directa: Consejos para Campañas Impresas Exitosas

Por Mtro. Jordi Azcuaga
Titular de la Carrera de Mercadotecnia


Las redes sociales como Twitter y Facebook son quienes aparecen en los titulares de mercadotecnia actualmente, pero también se está reinventando otra técnica de mercadotecnia: el correo directo.

Actualmente, la Mercadotecnia Directa está dando resultados positivos gracias al uso de nuevas tecnologías para entregar mensajes digitalmente generados a prospectos por medio de correo electrónico; mensajes que los dirigen a un componente en Internet correspondiente a lo que la marca desea comunicar. Las nuevas campañas de correo directo se están alejando del envío masivo del mismo mensaje a todos los prospectos, y ahora buscan entregar ofertas y comunicaciones personalizadas y relevantes para cada prospecto gracias al uso de programas CRM.

Crear un diálogo relevante con correos electrónicos funciona. Las tasas de respuesta son típicamente dos o cuatro veces más altas que para aquellos correos que no son relevantes. Más aún, cuando combinamos mensajes de correo con elementos interactivos como páginas Web que hospeden variables en línea como videos, correos electrónicos de seguimiento, o llamadas de parte de la empresa, la tasa de respuesta sube hasta 10veces más que la de correos masivos no personalizados.

El cambio acelerado de los programas de mensajes directos masivos a los segmentados se ha conseguido por el avance tecnológico en programas de automatización que permiten la creación, administración y personalización de campañas de correo directo, de una manera sencilla y a un bajo costo. Los mercadólogos encargados de las estrategias de Mercadotecnia Directa ya cuentan con la información que necesitan para segmentar sus consumidores gracias a programas CRM y sistemas de análisis de datos, con lo que pueden enviar mensajes relevantes ajustados a las preferencias de los consumidores, pero pocos han sido eficientes en la práctica.

Si al lector le interesa cómo aprovechar mejor su CRM para mejorar sus campañas de correo directo, aquí hay cinco pasos sencillos para empezar:

1. Automatizar la administración integral de campañas de correo directo que permite la creación y personalización de las mismas, así como el envío masivo personalizado y relevante a un costo eficiente.
2. Determinar qué decir a quién, y la mejor forma de entregar el mensaje.
3. Pensar como el editor de una revista para generar contenidos que enganchen a los consumidores periódicamente en cada envío.
4. Permitir una conversación continua con sus consumidores.
5. Aceptar las limitaciones de la información con la que se cuenta, pues no toda la información es relevante para todos los consumidores.

Al proveer ofertas relevantes, servicio personal, y servicio personalizado, entablará una conversación uno-a-uno con los consumidores y aumentará su lealtad y respuesta.

martes, 19 de enero de 2010

...y dejó de crecer

Por Maru Cárdenas
Profesora de la Universidad

No, no nos referimos a Peter Pan, el niño que no quería crecer, sino a Pinocho. Es curioso cómo la mayoría de la gente se queda en la mente con la idea de que, cuando Pinocho mentía, le crecía la nariz, y pasa desapercibido en general que lo importante es que el hijo de Gepetto, después de un par de caídas, ¡aprendió a vivir en la verdad! Le dejó de crecer la nariz.

En la televisión abundan los personajes que mienten: espías, agentes secretos, estafadores y demás. Entre las series con más éxito en EUA y América Latina están CSI (Las Vegas, Miami y New York), Lost, 24 horas, La Ley y el Orden, Damages y Desperate Housewifes, donde el engaño es parte esencial de la trama. Uno de los postulados del impopular pero atinado Dr. House es “todos mienten”, a lo que la mayoría asiente sin mayor cuestionamiento, pues parece que capítulo a capítulo su afirmación se confirma. Parece que la cultura de la mentira, y por lo tanto de la desconfianza, tiene presencia continua en la industria del entretenimiento. El problema es cuando se cree que todo cuanto ocurre en la pantalla plana es un simple reflejo de la vida. Se pasa de la ficción a la realidad conservando los mismos esquemas y prejuicios que dudan de todo y de todos. Basta poner de ejemplo lo sucedido con la epidemia de la influenza. Ante las medidas sanitarias recomendadas, la gente duda (o incluso asegura dobles intenciones) del gobierno, de los medios de comunicación, de los jefes y se le cree más a correos electrónicos anónimos que circulan con gran aceptación.

Así como la humedad crece y penetra por todos lados, la desconfianza no conoce fronteras, en poco tiempo se instala no sólo en relación a los lejanos sino también entre los cercanos, en el trabajo, se duda del propio jefe, de los subordinados y de los compañeros, “en el fondo siguen sus intereses, quién sabe que querrán”; la grieta de la credibilidad se agranda en la propia casa, los padres dudan de los hijos y los hijos de los padres, incluso entre las amistades se deja un espacio para el “¿quién sabe?”, “quizá no es tal como me lo cuentas”.

¿Mentir es lo normal? ¿Mentir es lo humano? ¿Debemos sugerir que se escuche al otro dudando a priori? ¿“Piensa mal y acertarás” es el consejo más atinado? Definitivamente, creo que no. Que aunque es un hecho que la mentira existe, no es lo normal ni lo conveniente. El ser humano puede acceder a la verdad, no sólo es cuestión de capacidad. Lo puede y lo quiere. Es más, lo necesita. Si sabe reconocer las mentiras y le hieren profundamente es porque previamente sabe, quiere y espera la verdad. El porcentaje de estafadores e incongruentes no es tan alto como lo presenta Hollywood. Sólo en la verdad se es libre, y las relaciones humanas se construyen sobre la base de la confianza, no de la duda sistemática. Sólo sobre el fundamento de la confianza un ser humano elige entregarse a otro, amarlo y buscar su felicidad. Vivir el amor sobre un cálculo sistemático de riesgos y posibles engaños necesariamente recorta y desvirtúa la relación.

La cultura de la desconfianza es un virus que daña profundamente a las personas y, por lo mismo, a la sociedad. La desconfianza se vuelve un esquema mental previo que distorsiona la realidad, pues interpreta todo en clave gris tendiendo a obscuro. El psiquiatra español Enrique Rojas afirma que la felicidad depende no tanto de la realidad como de la interpretación que se hace de la misma. John Powell dice lo mismo con otras palabras: “todo consiste en el modo como veamos las cosas… tales percepciones repetidas muy pronto se convierten en un hábito, en una actitud… son como las lentes de la mente a través de las cuales cada quien ve la realidad. Estos lentes pueden agrandar o disminuir, colorear, aclarar u obscurecer la realidad que se ve a través de ellos. Una reacción puede ser estimulada por miles de cosas, pero la reacción especifica la determina el modo como yo percibo a la persona, la cosa o la situación. Todo depende de los jurados en el tribunal de mi mente, de los lentes de mi mente. Mis reacciones son el resultado de mis actitudes interiores”[1].

En el fondo, toda persona tiene que elegir una actitud, o se confía en los demás o se desconfía de ellos. Esta actitud tiene sus graves y respectivas consecuencias. Quién viva desconfiando se resigna a renunciar a un auténtica relación humana, renuncia a la verdadera amistad, al amor, vivirá en arenas movedizas, pues tarde o temprano llegará a dudar de todo, incluso de sí mismo, cayendo en un nihilismo aplastante. La desconfianza genera inseguridad, miedo, rencor, ansiedad y depresión. Quien opte por la confianza, corre el riesgo de ser engañado alguna vez, de ser traicionado por alguno; pero por cada decepción experimentará nueve encuentros verdaderos, que le permitirán construir verdaderas relaciones humanas, auténticas amistades y una vida llena de sentido.

No hay que confundir ingenuidad con confianza, no se trata de ser naïve, ni tonto, sino de un sano realismo sin generalizaciones apresuradas. Por circunstancias especiales es posible, lógico y razonable que se dude de alguien en particular por determinadas experiencias. Sin embargo, esta actitud no debe ampliarse al resto de la población de modo indiscriminado. Inclusive cabe la posibilidad de que la persona que ha fallado se levante y cambie de actitud. Un novio infiel no convierte en traidores e ingratos a todos los hombres del planeta. El ser humano es perfectible, no perfecto; el acento debería estar en nuestra capacidad de levantarnos, no en nuestra capacidad de caer. Pinocho aprendió la lección, comprobó que no se puede confiar en todos, pero sí en la mayoría. Al menos no tiene por qué dudar de Gepetto, del hada madrina, de sus maestros, y que hay que ser fieles y leales a la conciencia (Pepe Grillo). Optó por la búsqueda de la autenticidad, de la congruencia y, después de todo, le dejó de crecer la nariz.

[1] Powell, J. (1993). La visión cristiana. 3ª ed. México: Buena Prensa.

¿A qué le apuestas?

Por Maru Cárdenas
Profesora de la Universidad
Septiembre de 2009

Al ser humano le gusta jugar, le gusta apostar. En cuanto puede apuesta por su equipo favorito de fútbol, por quién va a ganar en las carreras de caballos, invierte tiempo y esperanzas en las maquinitas, en la ruleta, en el póker, en la lotería, en las Vegas… y dicen que “the difference between a man and a boy is the price of the toy”. Algunas personas no dejan al azar el resultado de su apuesta, trabajan con ingenio y constancia por conseguir lo que se proponen. No todo es juego, algunas realidades son verdaderamente importantes en la trama existencial. Perder un juego de dominó es irrelevante, perder la relación matrimonial no es cualquier cosa. La propia biografía se pinta de color según los ideales que se persiguen. Así, unos lo dan todo por una niña, otros por su familia, otros ponen todo su empeño en su negocio, apuestan por el mundo laboral.

Todos sabemos que el éxito no está garantizando, que el sujeto-objeto de nuestros anhelos no es perfecto, como nosotros mismos tampoco lo somos, por lo que existe el riesgo de fracasar. Esta posibilidad paraliza a más de uno, mientras a otros los impulsa a entregarse más por el ideal propuesto. Julián Marías menciona en sus memorias: “Siempre he creído que la vida no vale la pena más que cuando se la pone a una carta, sin restricciones, sin reservas; son innumerables las personas, muy especialmente en nuestro tiempo, que no lo hacen por miedo a la vida, que no se atreven a ser felices porque temen a lo irrevocable, porque saben que si lo hacen, se exponen a la vez a ser infelices”[1]. El miedo al fracaso, a la desilusión evidentemente existe.

Quizá la pregunta de fondo sea por qué vale la pena apostar. Al final de la vida, ¿qué es lo verdaderamente importante? La experiencia de muchos médicos es que las personas que se encuentran con enfermedades terminales no tienen problemas para saber con claridad qué es lo importante y si su tiempo lo invirtieron sabiamente o lo tiraron elegantemente (o no tanto) por la coladera.

Sinceramente creo que todos sabemos que vale la pena apostar por el amor, por la familia, por la propia vocación. Ahora bien, en este mes patrio me atrevo a preguntar: ¿vale la pena apostar por México? Un país grande por su tamaño, más de ciento siete millones de personas; grande por su gente, con entrañables valores familiares, profunda fe y gran solidaridad; y también grande en sus problemas de pobreza, inseguridad, educación y salud, entre otros. Un país de contrastes, la distribución demográfica como la económica y la política enfrentan a sus ciudadanos a retos cotidianos que ponen a prueba la autenticidad del patriotismo. Agitar una bandera es fácil, cantar el himno con emoción en un estadio es prácticamente irresistible, pero estas conductas no necesariamente reflejan el verdadero amor por México. Nuestro país vive una fuerte batalla cultural, la batalla por la libertad se lleva a cabo en distintos frentes. ¿Cuál es tu posición? ¿Cuál es tu aportación? Ante los claroscuros nacionales no podemos fingir ignorancia, no basta denunciar-criticar, es necesario apostar por México. Sí, hay problemas y son muchos, pero lo positivo es mucho más que lo negativo. En el propio territorio hay trigo y también cizaña, hay que trabajar para cosechar. Mientras algunos se lo piensan, otros ya han apostado por México; no es casualidad que la Morenita haya elegido el cerro del Tepeyac para quedarse entre nosotros, Juan Pablo II no se cansó de repetir en cada uno de sus viajes el “México, siempre fiel” con el que nos recordaba y encomendaba una misión más allá de las fronteras. Josefa Ortiz de Domínguez, José María Morelos y Pavón, Francisco I. Madero, Manuel Clouthier, Luis Donaldo Colosio, Carlos Abascal, Margarita Zavala y muchos más han creído en México. ¿Y tú?

[1] Martín Descalzo, J.L. (1992). Razones desde la otra orilla. 8° ed. Madrid: Atenas. Pág. 133.

viernes, 8 de enero de 2010

La creatividad en nuestra mente

Por Fernando Cámara
Profesor de Comunicación
Noviembre de 2009

Para desarrollar la creatividad, conocemos algunas trabas que impiden que cualquier hombre pueda tener buenas ideas que vendan. Las más conocidas son: el miedo, la vergüenza y la inhibición.

Paul Matussek decía: “El miedo al riesgo anula la creatividad” (Grossman, p.35, 1991). Existe un gran miedo a dejar de pensar como los demás y de no hacer las cosas como se deben. El miedo a la creatividad no deja ver otras opciones, cierra la mente y no permite encontrar posibles respuestas, de hecho, en ocasiones, ¡esas respuestas son las mejores! Además, hay que aceptar que es más fácil hacer las cosas como la mayoría las hace que por un camino diferente.

Alguna vez Raúl Cardós, creativo de una agencia de publicidad en México, dijo: “Un buen creativo jamás se debe cohibir ni debe tener miedo a expresar sus ideas; de alguna de estas tonterías que uno cree decir pueden salir cosas muy buenas”. Principalmente se tiene miedo a disgustar al otro, a que lo echen del trabajo, a que piensen que uno es un loco… a ser diferente y fracasar.

Otra de las trabas es la vergüenza, el no dejar notar algo que se pensó. En ocasiones los creativos se “auto castran”, -como se dice en el medio publicitario,- es decir, antes de sacar a la luz la idea deciden no expresarla por creer que sobrepasa los límites. Las ideas que dan vergüenza son aquellas que por no estar de acuerdo con determinadas normas que nos rigen, se inhiben, sin saber siquiera que aquella idea que no se dijo pudo haber sido buena, o de ella inferir a una excelente.

La tercera traba que anteriormente se mencionó es la inhibición, que es la capacidad de paralizar de manera mucho más rígida que la vergüenza, y que funciona como una barrera que no deja asomar nada de lo que se piensa.

Las ironías de la vida

Por Marlene Ríos
Alumna de Psicología
Agosto de 2009

Veo ya meses atrás. Puede ser un recuerdo más. Pero no, en realidad nunca será sólo eso. Esta experiencia ha marcado mi vida. No quiero escribir esto para que lo lean y piensen algo de mí, quiero escribir esto para yo poder revivir.

Cada momento vivido en esa prisión fue sentir la libertad auténtica. No existían barrotes para limitarme a conocer nuevas personas, no existía reloj en mi brazo para decirme que iba tarde, a tiempo, o temprano. No había celular que me tuviera atada a las llamadas o al radar familiar. Sólo existía la plena libertad.
Al llegar a Islas Marías temí por no saber a qué iba. Al ver a los presos me sentí intimidada por sus tamaños y por sus miradas, algunas de ellas vacías, otras con odio, pero la gran mayoría con sed. Nunca olvidaré la mirada de algunos de ellos… es verdad ese dicho: “Una mirada dice más que mil palabras”. Pero esas mil palabras y esa mirada eran gritos de ayuda.
Ellos no nos necesitan, ellos no me necesitan. Yo soy y fui un simple instrumento que buscó hacer Su voluntad en cada momento. Yo sé que mis palabras fueron las de Él, yo sé que mi pequeñez es infinita y Su grandeza, inimaginable.
Cada corazón que Dios tocó es especial, cada corazón que abrió su puerta, aunque fuera sólo un poquito, Él se encargó de derramar toda Su bondad, todo Su amor, todo Su ser.
Tal vez ellos han sido condenados por la ley humana, pero algunos son ya perdonados por Dios. Ellos ya son libres, aún viviendo en una prisión.
Mi experiencia en estas misiones es palpar el amor Divino hacia nosotros pecadores. No hay dolor o acción más grande e hiriente de la cual la persona pueda arrepentirse y que el amor de Dios no perdone.
Islas Marías es una paradoja más de la vida. La libertad auténtica en una prisión… ¿qué ironía no?

¡En el nombre de la libertad!

Por Víctor Hugo Cabrera Espinosa
Humanidades
Mayo de 2009

La libertad es el anhelo más buscado por los jóvenes de hoy, se sabe que es un regalo por el cual se experimenta la agradable sensación del poder ser; jóvenes decidiendo qué hacer, a dónde ir, a qué hora llegar, con quién andar.

No obstante, esta libertad, vestida de ensueño sin límites, es confundida y malentendida, se le considera la capacidad para poder decidir, de entre una serie de opciones, la que más resulte útil, práctica o conveniente para los fines inmediatos que se pretenden, aún cuando pueda ir en contra de lo que me dice mi recta razón y mi conciencia.

No se debe, en nombre de la libertad, optar sin distinción entre cuestiones mucho más trascendentes donde se juega la integridad, la madurez y se compromete la naturaleza moral y la dignidad personal. Es más real reconocer que existe una libertad más íntima y profunda y, por lo mismo, más comprometedora en cada uno de nosotros por la que me autorrealizo como sujeto que tiende al bien. Decidir actuar con justicia, prudencia, templanza y honestidad, es hacerme libre, es hacerme bueno.

Esta es la diferencia entre el libre albedrío y la llamada auténtica libertad.

El límite de la libertad es la propia naturaleza humana, no puedo emprender acciones que vayan en detrimento de mi integridad física, psicológica o espiritual, ni la de los demás.

Entonces; por qué hago el mal que no quiero, decía mi cuate San Agustín, porque la libertad, en vez de ser auténtica y apegarse a este orden natural de funcionamiento, se ve fuertemente influenciada por el ambiente, los cuates y los medios de comunicación que proponen modelos de comportamiento donde todos se la pasan muy bien sin responsabilidades o compromisos.

El remedio para no actuar como un insensato libertino es:

1.- Formar la conciencia moral para no perder de vista el bien, a mayor perfección del bien elegido, mayor plenitud humana.

2.- Cultivar la inteligencia reflexiva y profunda para actuar conforme a las verdades que se me presentan al conocimiento.

3.- Fortalecer la voluntad para preferir los bienes honestos o que valen por sí mismos y que me conducen a la madurez, evitando desear los bienes superficiales de lo útil, lo práctico o lo placentero.

Así es que jóvenes, debemos entender lo que es la auténtica libertad como aquella capacidad para autodeterminarse hacia la verdad que me presenta la recta razón si es que no queremos ser esclavos de una falsa libertad que huele a permisividad y sabe a soledad, desencanto y desamor.

Flores que se piensan comunes y corrientes hacen que los días sean poco comunes y corrientes

Por Andrea Garza
Alumna de Comunicación
Marzo de 2009

Las flores están presentes en el transcurso de la vida de las personas y, muy pocas veces, la gente, en general, se llega a percatar de tal hecho.

Cuando naces y llegas a la habitación con la cara arrugada debido al esfuerzo del parto, flores de diversos colores te reciben para darte la bienvenida a esta nueva vida; sin embargo, el que envió las flores pensó en tu madre y a ti te mandó la sonaja y el chupón.

Después de un par de años, ya en el kínder, la maestra te entrega una flor para que se la regales a tu mamá al terminar el evento del día de las madres, lo haces y todavía no comprendes porqué a ella se le escapan dos discretas lágrimas junto con una amplia sonrisa cuando le entregas la flor, pero eso te hace sentir bien.

Al pasar los años y estando ya en secundaria, los muchachos compran la rosa de cinco pesos en la kermés del día del amor y la amistad para “llegarle” a la niña que les gusta y ella, gustosa, recibe su flor sin ser consciente que ese detalle va a estar guardado eternamente en su mente.

En preparatoria y universidad las mismas pretensiones de secundaria resurgen, sin embargo, uno hace escala en una florería para comprar un bouquet de flores de cien o cuatrocientos pesos pues el capital ya es un poco amplio.

Por fin llega el momento de la boda en el cual el ramo se comparte con las alocadas amigas, primas y tías solteronas que están atrás de la novia, como jauría, esperando atraparlo sin importar perder uñas, tacones, dientes y porte.

Continúa el paso de los años y las flores fueron recibidas en varias visitas al hospital por pequeños descuidos con el piloto del calentador, en eventos románticos, cumpleaños y en los días en el que cualquier pretexto era motivo de una flor. Hasta en la oficina más gris el ver a alguien pasar con un arreglo floral para entregarlas al compañero del fondo hace que varias sonrisas se formen al paso de las flores.

Y, finalmente, como en todo ciclo, llega el momento de partir hacia otro mundo. Y es en tu funeral cuando se te despide de la misma manera en como se te recibió, con flores, la mayoría blancas, pero no falta aquél que entrega el arreglo floral con un estallido de colores.

Puede ser que las flores se marchiten, en una semana o en dos, pero jamás se va a marchitar el buen sabor de boca que dejaron en lo que se pensaba era un día común y corriente.

Periférico, 7 a. m.

Por Andrea Garza
Alumna de Comunicación
Noviembre 2008

¡Es una peregrinación!, ¡No!, ¡Es una manifestación!, ¡No!, ¡Es un estacionamiento!, ¡No!, ¡Es el periférico a las 7am entre semana!

Los momentos de unidad única en la ciudad los trae el periférico, donde todos luchamos por el mismo objetivo, que es llegar a tiempo al trabajo, a la escuela, a la casa y a un sin fin de lugares más. Tanta es la unidad que me atrevo a decir que siento cierta soledad los domingos al pasar por Chapultepec a las seis de la tarde o siete de la mañana y verlo vacío, se extraña a todos esos cientos de automovilistas que me suelen hacer compañía durante dos horas para llegar a mi destino.

Gracias a mis múltiples visitas al periférico me he dado cuenta que es un excelente lugar, en un momento específico, para hacer un estudio antropológico del ser humano frente al volante, ya que si prestas un poco de atención a lo que ocurre a tu alrededor puedes apreciar el surgimiento de una nueva sociedad donde:

*Se desarrolla un muy lucrativo taller de lectura mientras se pisa el freno y acelerador.

* Es cocina y restaurante con buffet, pues puedes observar con cierto gusto cómo el individuo de al lado consume con deleite su yogurt, su quesadilla, su dona o su café. Si te dio hambre en ese momento y no traes nada para calmarla, no dudes en aplicar el buffet que mencioné anteriormente donde puedes comenzar con los churros que vende el amigo del carril de en medio y complementarlo con un fabuloso lunch de diez pesos que vende el compañero del carril de baja velocidad, y si por la tarde de regreso a casa se te olvidó el detalle de la cena, no te apures, hay unas gorditas de nata que todo lo pueden solucionar.

* Los mitos y leyendas de esta sociedad con respecto al pésimo conducir del género femenino ha quedado en duda gracias a la minuciosa observación de éste género que ha evolucionado junto al coche. Haciendo alarde de su capacidad para almacenar en los dedos de una mano delineador, lápiz labial, rimel y, si quieren, enchinador de pestañas, dejando la otra mano libre para aplicar dichos materiales en las zonas requeridas con o sin espejo, todo esto mientras conducen.

*La adaptación del ser humano a este ambiente le ha ayudado a recuperar el sueño perdido en un abrir y cerrar de ojos -en cuatro segundos-, tiempo que uno tarda en volver a avanzar unos cuantos centímetros.

*Las prácticas de canto o de apreciación musical tampoco se quedan atrás. El individuo practica el canto o pone a prueba su conocimiento musical con dos jueces en ambos lados que le dan una calificación subiendo o bajando la ventana de su automóvil.

*Para aquellos que todavía no tienen definida su actividad a realizar, tienen la oportunidad de “autistear” un rato frente a todo un mundo de espectaculares que los invitan a eliminar las adicciones de drogas y alcohol con una “institución” o clínica similar a Oceánica, mientras que veinte metros adelante y del otro lado de la avenida tenemos a Bacardí, listo para celebrar el éxito de dicha institución.

*En cuanto a la conducta de esta sociedad, me llama mucho la atención el sentido de aventura y reto al peligro de automovilistas saltándose camellones, o bien, saliéndose del periférico por las entradas de éste en una veloz y arriesgada reversa. También es curiosa la respuesta que tienen entre ellos cuando se usan las direccionales, pues todo parece indicar que al anunciarse, de forma opuesta a lo que esta señalización incita, todos se compactan para no dejar pasar. Y no olvidemos a aquellos que al escuchar el claxon del de atrás se frenan para darle un muy buen motivo para tocar el claxon.

Así como un estudio antropológico de esta sociedad, se pueden hacer muchos más centrándonos sólo en el Periférico. Por ejemplo, si nos ponemos en los zapatos de los biólogos, no estaría nada mal estudiar a la especie “microbús -brutus” y sus miles de formas de poner a prueba la inseguridad al manejar y las habilidades de los que los rodean.

En fin, muchas personas creen que perdemos el tiempo en el Periférico, que la vida se nos pasa de largo en él, y probablemente es cierto, pero también lo es que está en nosotros que ese tiempo no sea del todo perdido. Hay tantas cosas que ocurren a nuestro alrededor, que se esconden detrás de la palabra cotidiano y no las apreciamos, haciéndonos ver un día como cualquier otro.

Dentro de lo cotidiano está lo extraordinario, anímate a encontrarlo.

Nacionalismo mexicano

Por Alejandra Olay
Facultad de Derecho y Estudios Internacionales
Septiembre de 2008

Otro año más vivimos el mes patrio y, como es costumbre, todos sentimos el nacionalismo a flor de piel. ¿Ahora bien, qué es el nacionalismo? El nacionalismo comúnmente se entiende como el sentimiento de pertenencia a la nación propia. La consecuente pregunta sería: ¿cuáles son los elementos que nos dan ese sentimiento de pertenencia?

Yo considero que, en primer lugar, nuestro orden jurídico. Nuestra Constitución Política Federal, de manera categórica establece que la Nación Mexicana es única e indivisible, acotando que tenemos una composición pluricultural sustentada originalmente en los pueblos indígenas que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas. ¿Significa eso que podemos todos los mexicanos compartir un elemento común respetando nuestras especificidades? Me parece que la respuesta es sí. Para nuestro constituyente ha sido más importante encontrar elementos de unidad que de dispersión, buscando conservar las tradiciones en todo momento.

Además de nuestro orden jurídico podemos mencionar el elemento lingüístico. Quisiera destacar que, aunque el castellano es nuestra lengua oficial, se hablan más de 85 lenguas y dialectos en nuestro territorio. EL náhuatl lo hablan más de 1, 500, 000 personas, el zapoteco más de 400, 000 y el mazahua más de 130, 000

Otro elemento común a destacar es que compartimos festividades que reflejan nuestras tradiciones e historia, como el Día de la Independencia, el Día de la Bandera, el Aniversario de la Revolución, el Día de Muertos, entre otros.

Nos identifican también nuestros símbolos patrios, cada uno con una historia y significado propios.

No obstante, convendría replantearnos si el nacionalismo no debe ser entendido como algo más que un sentimiento. A partir de nuestro bagaje cultural, los mexicanos podemos apoyarnos en el nacionalismo para dar solidez a una estrategia de inclusión; inspirados en él, podemos encontrar una forma de cohesionar nuestro tejido social, de retener a nuestros connacionales para evitar el fenómeno de la migración ilegal e incluso, elaborar propuestas para mejorar nuestra competitividad nacional.

¡Qué bendición si pudiéramos lograr todo eso! Sin embargo, la estafeta no le corresponde sólo a nuestras autoridades, no es una cuestión únicamente de políticas públicas. Hace falta que la sociedad civil tome el liderazgo en varios temas, urge que todos nos reconozcamos agentes del cambio.

Si cada uno de nosotros acepta con gusto su papel en este diario escribir de nuestra historia, valdrá la pena decir con orgullo… que somos mexicanos.